Comienza por darte. El que se da, crece. Pero no hay que darse a cualquiera, ni por cualquier motivo, sino a lo que vale verdaderamente la pena: Al pobre en la desgracia, a esa población en la miseria, a la clase explotada, a la verdad, a la justicia, a la ascensión de la humanidad, a toda causa grande, al bien común de su nación, de su grupo, de toda la humanidad; a Cristo, que recapitula estas causas en sí mismo, que las contiene, que las purifica, que las eleva; a la Iglesia, mensajera de la luz, dadora de vida, libertadora; a Dios, a Dios en plenitud, sin reserva, porque es el bien supremo de la persona, y el supremo Bien Común. Cada vez que me doy así, sacrificando de lo mío, olvidándome de mí, yo adquiero más valor, un ser más pleno.
Mirar en grande, querer en grande, pensar en grande, realizar en grande. Al comenzar un trabajo, hay que prepararlo pacientemente. La improvisación es normalmente desastrosa. Amar la obra bien hecha, y para ella poner todo el tiempo que se necesite.
Leer las meditación completa (no tiene desperdicio)...
Mirar en grande, querer en grande, pensar en grande, realizar en grande. Al comenzar un trabajo, hay que prepararlo pacientemente. La improvisación es normalmente desastrosa. Amar la obra bien hecha, y para ella poner todo el tiempo que se necesite.
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